Sandía

 

Sandia

En esta semana de San Fermín toca algo rojo, y ya que estamos padeciendo este calorcito, qué mejor que una buena sandía, que a la sazón es una de mis frutas favoritos y una de las más típicas del verano. Por su frescor, por ese crujiente tan típico al morder su pulpa y porque si bien hoy en día las encontramos en el supermercado todo el año, la temporada de la sandía es el verano, es ahora cuando alcanza su plenitud de sabor. Así que acercaos al mercado en busca de los mejores ejemplares…pero antes, algunos datos sobre nuestra amiga.

La sandía es el fruto de una planta trepadora del género Citrullus, de la familia de las Cucurbitáceas. Pertenecen a esa familia también las calabazas, melones y pepinos. Aquí en España la llamamos sandía, su nombre científico es

Supongo que no hace falta describiros una sandía, como todos sabéis lo que se come es la pulpa, que es por lo general de color rojo (existen variedades con tonos distinto, entre el blanco, amarillo y naranja) y que está compuesta en una altísima proporción de agua. De ahí que sea tan refrescante y tan apreciada por aquellas personas a dieta o a régimen.

Como curiosidad, allá por 1981 a un granjero de la localidad de Zentsuji, en la isla Shikoku de Japón, se le ocurrió una manera de solucionar el recurrente problema de almacenaje que ofrecen las sandías. Este granjero descubrió que si metía las sandías en unos cubos de plástico transparente cuando estaban todavía creciendo, adoptaban la forma del recipiente. Así, los amigos japoneses consiguieron sandías cuadradas, perfectas para almacenar en los supermercados. Eso sí, a precios bastante más altos que los de las sandías tradicionalmente circulares.

Así que nada, ahora que el calor golpea, comeros una buena sandía para refrescaros. Y si queréis hacer con ella algo más que cortarla o licuarla para zumo, animaros con la receta que aquí os  dejo.

 

Sed buenos y curiosos

 

Besos y sus cosas.

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