La cultura gastronómica debería entenderse como formas de trabajo intelectual

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“Probablemente, la mayor concentración de ideas, creaciones, pensamientos y formas de aprender a disfrutar del lenguaje culinario se puedan encontrar en una aula, pero dependerá de cómo se plantee la influencia de la naturaleza sobre la gastronomía para conseguir el arte participativo, implicando la co-presencia activa del comunicador para mezclar la gastronomía al activismo social”.

En la fotografía : Chicote, Sacha, Oyarbide, Rafa, Arola..y yo , Andrés Madrigal. Cocinero.

La primera cualidad que tiene que reunir una Universidad es, su indefectible relación con la realidad, sabiendo que apoderarse de la realidad puede ser polémico. La posición de ésta, es ofrecer todos los medios humanos y tecnológicos. Poner a buena disposición representaciones, desviaciones, perspectiva autocrítica donde la gastronomía se  considera y se diseca a sí misma de manera tautológica.  Plantear la distinción entre gastronomía social y arte gastronómico. No se trata de una diferenciación radical, que comparte unos límites precisos. En la realidad los vínculos son constantes. Discernir y asumir las diferencias es útil no sólo para intentar clarificar, sino que supone vertebrarse con la tradición. “Para comprender y criticar una receta, a un cocinero, a un enólogo; a un agricultor o productor…a un grupo de creadores, es preciso conocer sus costumbres con la mayor exactitud posible. De esta manera, llegaremos a la causa inicial (la raíz del conocimiento) y estaremos en condiciones idóneas para promover la historia gastronomita de un país, un pueblo, una cultura a través de la Universidad.”

Desde el punto de vista universitario, la cultura gastronómica debería entenderse como formas de trabajo intelectual o como el conjunto de actividades intelectuales-científicas, técnicas, filosóficas- y por qué no artísticas. Y afortunadamente no existe El Pensamiento único en la gastronomía!!!

El hecho es que San Sebastian, Euskadi; la sociedad cosmopolita del mundo entero cambiará la biografía gastronomita de quienes acudan a esta increíble universidad de sabores, olores, gustos y texturas.

Que la curiosidad y capacidad de entusiasmo no falten, por favor. Y que el lenguaje culinario mundial pueda modelarse en cada creación gastronómica y así dar un paso más hacia esta biografía culinaria del siglo XXI.

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